Una investigación revela una relación preocupante entre problemas dentales y cáncer, que pasa por el tabaco y el alcohol.
Dientes y prótesis bucales en mal estado potencian el riesgo de cáncer en pacientes fumadores y bebedores. Así lo ha determinado una investigación dirigida desde la Facultad de Odontología de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) en Argentina, que analizó datos recabados durante una década. La conclusión cubre un vacío en la bibliografía en este campo de la salud y por ello la demostración empírica aportada por el equipo dirigido desde la cátedra de Estomatología en la Facultad de Odontología adquiere una relevancia inusitada.
Hasta el presente se sabía que la ingesta de alcohol y tabaco favorecían el desarrollo de cáncer bucal, pero nunca se había probado que la irritación mecánica crónica potenciara la acción de esos factores a tal punto que, en determinados casos, el riesgo se duplica.
La irritación mecánica crónica o trauma, provocados por prótesis mal colocadas, desajustadas o dientes en mal estado –que van raspando o lastimando la boca durante meses o años– está significativamente asociada al cáncer oral. Y el riesgo es mayor cuando la persona consume tabaco o alcohol, incluso en cantidades moderadas.
Ese es el hallazgo que ha hecho el equipo encabezado por Eduardo David Piemonte, de la UNC. En el equipo, además de la UNC también han colaborado el Hospital Alemán de Buenos Aires en Argentina, el Instituto Nacional de Estudios de Cáncer de Taiwán y la Facultad de Odontología del King’s College de Londres en el Reino Unido. Uno de los coautores del estudio, el esrilanqués Saman Warnakulasuriya, es director del Departamento de cáncer bucal de la Organización Mundial de la Salud. El grupo de la Facultad de Odontología se acercó a Samán en 2013, durante un congreso internacional. En ese momento, el funcionario de la OMS ya conocía su trabajo, pero disentía sobre los resultados por la escasez de pruebas. Tiempo después, con la evidencia obtenida, decidió sumarse al equipo.
El cáncer bucal está entre los veinte más frecuentes a nivel mundial, siendo el carcinoma de células escamosas el más común. La ventaja respecto a otras patologías de orden oncológico es que esta variante puede ser diagnosticada a simple vista. Por eso los controles odontológicos periódicos son tan importantes. De hecho, la Facultad de Odontología ofrece la posibilidad de realizar consultas gratuitas a toda persona interesada.
Para este campo de la salud, el descubrimiento realizado por Piemonte y sus colegas contribuye al estudio de las causas de la enfermedad desde una perspectiva original, porque aporta evidencia empírica en un tema sobre el que no existía bibliografía científica suficiente.
Hasta el presente, se sabía que la ingesta de alcohol y el tabaco favorecían el desarrollo de cáncer bucal. Pero nunca se había demostrado que la irritación mecánica crónica potenciara la acción de esos factores, con lo cual, en determinados casos, el riesgo se duplica.
Para esta investigación, los datos fueron recabados entre 2009 y 2019. La muestra estuvo conformada por dos grupos de 106 casos cada uno: el primero, compuesto por pacientes con cáncer bucal, y el segundo, por personas sanas (grupo de control).
En todos los casos, se trató de mayores de 18 años –con una edad media de 63 años–, identificados como varón o mujer, que se atendieron en la Facultad de Odontología de la UNC, o en el Servicio de Medicina Oral del Hospital Alemán de Buenos Aires.
El consumo de tabaco fue reportado en un 44.3% de pacientes con cáncer y en el 48,1% del grupo de control. El de alcohol, en tanto, en el 50% de los casos que se encuentran en el primer grupo y en el 34% de los que se ubican en el segundo.
En el conjunto de personas con diagnóstico oncológico, el 73,6% mostró evidencia de irritación mecánica crónica. Las dentaduras postizas mal ajustadas y los dientes rotos que raspan la lengua son los traumas más comunes. En el grupo de control, mientras tanto, solo el 32,1% presentó esta condición.
Cómo se potencian los factores
La combinación de irritación mecánica crónica y alcohol incrementa un 53% el riesgo de desarrollo de la enfermedad. “Nuestro estudio demuestra que la irritación crónica está significativamente asociada con el cáncer oral. Los datos también muestran que un mayor riesgo se correlaciona con la interacción no solo entre tabaco y alcohol, sino también entre esos dos factores y el trauma bucal”, señala a Argentina Investiga Eduardo Piemonte, director del estudio.
“Esto significa que los factores hacen sinergia. No hace falta fumar en exceso para desarrollar cáncer bucal. Hacerlo moderadamente con un mal estado bucal ya habilita esa posibilidad. En contraposición, una buena salud oral podría disminuir el riesgo de contraer esa enfermedad”, asegura el investigador.
Un dato que llamó la atención del equipo de investigación fue que la irritación crónica también se desempeñó como un factor de riesgo, incluso en ausencia de tabaco y alcohol. Pero esto no significa que sea cancerígena por sí sola.
“Los seres humanos estamos expuestos a diversos factores cancerígenos, algunos todavía no identificados. Y, en ese marco, la irritación mecánica crónica podría tener un papel en un modelo multifactorial, incluso en ausencia de ambas drogas”, aporta Laura Cecilia Werner, del Hospital Alemán de Buenos Aires y coautora del estudio.
“En otros países, el trauma o la irritación mecánica crónica, que nuestro equipo expone como agente causal muy importante, es negada. Somos de los pocos grupos de investigación del mundo que considera la irritación como un factor que puede potenciar el riesgo de cáncer y que ha logrado demostración empírica de ello”, concluye René Panico, titular de la Cátedra de Estomatología de la Facultad de Odontología.
La investigación ha conducido a la conclusión de que tener dientes y prótesis bucales en mal estado potencia el riesgo de sufrir cáncer si se fuma o se consume alcohol de manera habitual. (Foto: UNC / Argentina Investiga)
Una suma de factores
El equipo de investigación tiene diferentes líneas de trabajo, todas vinculadas al cáncer bucal. Años atrás, demostraron el efecto de acumulación de factores de riesgo en el desarrollo de cáncer bucal. “Habitualmente escuchamos que el consumo de tabaco y alcohol son causas del cáncer bucal, pero observábamos que solo la mitad de quienes atendíamos en el consultorio cumplían esa condición, entonces, tuvimos que replantear el análisis de las causas”, apunta Piemonte.
La carcinogénesis es un proceso multicausal. Eso implica que la enfermedad se produce generalmente por un conjunto de causas “no suficientes” y “no necesarias”.
“No suficiente” significa que cualquier causa necesita de al menos otro factor para desencadenar una patología. Y “no necesaria” implica que la presencia de un motivo no siempre está asociada a la aparición de una determinada enfermedad. “El carcinoma de células escamosas bucales cumple estas reglas”, afirma Jerónimo Lazos, integrante del grupo.
“Observamos que solamente fumar no alcanzaba para desarrollar cáncer bucal. Entonces, registramos cuántos factores detectamos en cada paciente y hallamos que, en lugar de un motivo individual, se trataba de una acumulación de factores. Por ejemplo: si un o una paciente fuma, toma alcohol y además tiene edad avanzada, todo eso potencia el riesgo”, completa.
Otro factor de riesgo en determinadas regiones del centro y sureste de la provincia de Córdoba es el consumo de agua contaminada con arsénico, especialmente la que se obtiene de pozo en zonas rurales, porque ese contaminante se encuentra en la primera napa freática. “Quienes la han bebido durante más de diez años corren el riesgo de padecer cualquier tipo de cáncer, entre ellos, el bucal”, señala Gerardo Gilligan, otro miembro del equipo.
Para llegar a esos resultados, el equipo llevó adelante un estudio entre 2009 y 2013, que abarcó a 53 pacientes con cáncer bucal y 100 pacientes sanos (casos de control). La investigación estuvo aprobada por el Consejo de Evaluación Ética de la Investigación en Salud, dependiente del Ministerio de Salud de la Provincia de Córdoba.
Los factores analizados fueron el consumo de alcohol, el de tabaco, el de agua con arsénico por más de diez años, las lesiones crónicas bucales, las infecciones con HPV, los antecedentes familiares de cáncer y las dietas desequilibradas con alto porcentaje de carnes rojas.
Consideraron fumador o fumadora a quien lo hizo ocasional o regularmente por más de un año, con un promedio de un cigarrillo diario. Y se consideró bebedor o bebedora a quien ingirió alcohol regularmente por más de un año.
En cuanto al número de factores presentes, el rango fue de 0 a 7 en un mismo paciente, con un promedio del total en la población de 2,72 factores. El grupo de pacientes con cáncer promedió los 4,32 factores acumulados, mientras que el promedio para el grupo control fue de 1,87.
El estudio se titula “Chronic mechanical irritation enhances the effect of tobacco and alcohol on the risk of oral squamous cell carcinoma: a case-control study in Argentina”. Y se ha publicado en la revista académica Clinical Oral Investigations. (Fuente: Soledad Huespe / UNC / Argentina Investiga)