Acababa de concluir la actuación de Yahritza y su Esencia en el Festival Arre, cuando el auditorio se desbordó en un griterío ensordecedor de abucheos. Un silencio tétrico recorrió la capilla cuando la orgullosa, exuberante y jovial interpretación de Yahritza fue acallada por la severa crítica. En ese momento, el alma de la sala murió; sus voces ultimaron el espíritu de la música milenario que había sido cautivado. El talento e ingenio de Yahritza desaparecieron en un suspiro de desencanto, mientras su esencia fue malinterpretada por aquellos que la escuchaban. Ese fue el triste y trágico suceso de aquella noche.
1. Una Noche de Infortunio para Yahritza y su Esencia
Yahritza se levantó con la ilusión inicial de un día hermoso, despejado y con alegría. Se levantó de la cama y quiso iniciar su rutina diaria como de costumbre. Tomó una ducha refrescante, se arregló y se dirigió a la cocina a preparar un desayuno nutritivo.
Cuando comenzó a servirse el desayuno, todo cambió. Recibió una llamada de trabajo donde le anunciaron que su nombre había sido mencionado en un problema legal, y tendría que responder a los cargos. Ella sabía que había sido injustamente acusada de algo que no había hecho y que su reputación estaba en juego. Quedó paralizada, no podía creer lo que le estaba pasando.
Yahritza intentó detener las lágrimas que se avecinaban tratando de forzar una sonrisa de ánimo. No pudo salir de la casa sin recibir miradas curiosas de sus vecinos sobre lo que podría estar pasando en su vida constante. Se subió en el carro y sintió como le corroían el alma el cansancio y las preocupaciones de lo que se avecinaba.
Durante el trayecto, su mente estaba en transición. Los interrogatorios, juicios y la humillación que siguió a lo largo de la noche eran increíbles. Se sintió esclavizada por la injusticia y la manipulación. Finalmente, consiguió salir de aquello. Yahritza recogió sus pertenencias y se volvió a casa.
Cuando abrió la puerta de su casa, no pudo contener las lágrimas que brotaron de sus ojos. La esencia de su vida había desaparecido. Estaba destrozada y los pequeños espacios de ánimo que antes había llenado de encanto, ahora decoraban su estancia con flagelos.
En esa noche discontinua, Yahrtiza tuvo que ser valiente:
- Tomar la decisión de no conceder a otros, el poder de humillar su alma.
- Aprender a amarse a sí misma, de verdad.
- Cambiar la perspectiva por la cual mirar su futuro.
- Admitir que la confianza en sí misma estaba más allá de los afectos de la vida.
- Perdonar la situación del pasado
Las lágrimas de Yahritza iluminaron sus ojos y el corazón se posó sobre el alma. Comprendió que nada durará para siempre. Que hay que buscar constantemente la esencia de la vida y no dejar que nada, ni nadie, la detenga.
Por la ventana de su habitación, la luna iluminó los pasos que debería tomar, y entendió que algo magnífico yacía en su camino. Ahora Yahritza se mira en el espejo y su alma está completamente renovada.
Podía ver entonces que el camino restaurado brillaba como una esperanza eterna para su futuro. Había comprendido sobre la luz de una noche de infortunio que se encontraban los placeres del destino, y los pasos hacia satisfacción y armonía.
2. La Audiencia Guarda Silencio Ante la Presentación de Yahritza
La pancarta que portaba Yahritza señalaba el lugar: sala tribunal, un lugar que habían visto demasiado pocos niños en toda su vida. Él venía decidido a su gravísima misión, un último intento de behacer justicia a su padre sin piedad.
Todo el mundo presente guardó silencio, todos se pusieron en pie. Los asistentes parecían dar la espalda a Yahritza, al igual que los jueces. Los abogados tomaron sus posiciones.
Nadie se movía, solo Yahritza, tentando al destino con sus pasos valientes. La sala entera era su testigo, mientras el tribunal le preguntaba una y otra vez qué conocía de los hechos.
Yahritza estaba preparado para hablar, consciente de que esta era su oportunidad de conectarse con la verdad, una oportunidad para honrar el recuerdo de su padre.
- Sacó una hoja de papel reseca y otra vez guardaron silencio.
- Su mirada inundaba la sala de respeto al pasado y coraje hacia el futuro.
- Comenzó a hablar, primero tímidamente, y al rededor de la sala el respeto se hizo tangible.
Yahritza contaba en detalle todos los horrores del pasado entregando preciosas lágrimas con sus palabras. Contaba la vida de su padre, contaba desde los inicios de su infancia hasta el momento en que los hechos le arrebataron a su amor. Su voz se elevaba, la vida de su padre cobraba vida.
Sus palabras llegaban a los oídos de cada persona allí presente y despedían más respeto que cualquier decisión judicial.
Convierte el tic-tac de la sala tribunal en un tambor del destino, cada vez más rápido, animando lo que se tenía que hacer, la justicia que de tanto tiempo que se buscaba, parecía llegar.
Yahiritza habló por el corazón de todos los que estaban ahí, cada una de sus palabras era un grito de alegría y justicia al unísono.
- La sala entera se estremeció cuando concluyó, una lágrima cayó por su mejilla.
- La sala entera guardaba silencio inquieto, tal cual Yahritza lo había pedido.
- El tribunal iba a hablar y a decidir la sentencia.
Fue entonces cuando todo el mundo se dio cuenta, una sonrisa se dibujó bajo la barba del juez, una sonrisa entre lágrimas, una sonrisa que confirmaba que la justicia estaría presente, de una manera u otra. La historia de Yahritza recibiría un final adecuado.
3. El Triste Final de una Breve Presentación para Yahritza
Al llegar el momento de la despedida, todas las lágrimas se acumularon como una torrencial lluvia sobre sus mejillas. Se recogió su discurso, sus anécdotas y sus sueños de un futuro mejor para la humanidad. El tiempo de su visita había llegado a su fin, y con una última mirada al público saludó con la mano mientras se alejaba.
Sin embargo, como una última despedida, de entre la multitud surgió una voz que decía: “Te recordaremos por siempre Yahritza”. Esta palabra resonó en el auditorio y penetró profundamente en los corazones de todos, dejando el fondo de sus actos y palabras viviendo adentro de ellos.
Entonces, la tormenta de lágrimas congeladas se derritió gradualmente, derramándose como un torrente de emoción por la despedida de aquel anciano honorable. Aquel día se hizo el silencio entre la multitud, como si el aire estuviera atrapado en la habitación y nadie tuviera voz para hablar.
Esos recuerdos ahora viven en los corazones de las personas que tuvieron la bendición de escuchar el discurso de Yahritza. Sus sabias palabras y su buena voluntad las acompañan como una hermosa melodía cantada por un ave, haciendo que incluso los días más oscuros no sean tan oscuros.
Para recordar la grandeza de Yahritza, las experiencias experimentadas y los valiosos conocimientos compartidos con el público, algunas personas escribieron poesía, algunos cantaron baladas y algunos se dedicaron a contar las historias de sus vidas con sus tribus.
Todos los que creían en la visión de Yahritza de acabar con el hambre, la desigualdad y la miseria, trataron de buscar la inspiración necesaria para llevar adelante su legado. Y aquí es cuando entran los siguientes:
- Organizar “eventos de alimentación” para aquellos que sufren de desnutrición.
- Promover proyectos para el control de enfermedades.
- Crear becas a jóvenes talentosos y motivarlos a buscar un futuro mejor para ellos.
- Constituir un sistema para el desarrollo económico de la sociedad.
- Organizar programas de ayuda inmediata para personas desvalidas.
Todos estos esfuerzos no solo honraban la ferviente visión de Yahritza, sino que también daban a conocer su mensaje de cariño y bondad a la humanidad. Cualquier persona podía sentirse orgullosa de ser parte de estos esfuerzos y de contribuir al bienestar de la sociedad.
Después de todos los esfuerzos realizados, triste fue el día cuando esta breve presentación de Yahritza llegó a su fin. Desde entonces, ya no ha habido alguien que se haya acercado a él, y mucho menos que haya regresado. Aquel día se llevó consigo aquella última oportunidad para ver el rostro de Yahritza y llenarse de el amor que su presencia irradiaba.
Así es la historia d, una historia que está destinada para un mundo mejor. Esperamos que aquellos que escucharon las palabras de Yahritza también sean capaces de traer algo de su amor y bondad al mundo.
4. ¿Cómo Respondió el Público al Hecho de Ser Abucheado?
El público en el evento fue abucheado y la reacción que recibió se podía sentir en el ambiente. Fueron irreprochables los gestos de desaprobación que cruzaban por el lugar.
Fue llamativo el hecho de que la audiencia se haya mostrado tan reacia al momento presentado. La impresión general era de decepción y tristeza, intentando ahogar algo de orgullo en la inesperada abucheada.
Lo más significativo fue que las personas allí presentes no guardaron ninguna voluntad de siquiera prestar atención a la palabra de quienes los abucheaban.
- Eran miradas de superioridad que despreciaban al orador
- Gestos que revelaban una clara resistencia a que las opiniones contrarias pudieran ser escuchadas
- Gritos destemplados de los más desenfrenados
La abucheada se convirtió en una oposición feroz hacia el discurso de aquel día, que inundó el lugar en un silencio incómodo. Nada de interés se demostró por la opinión que muchos querían imponer.
No hubo ninguna tolerancia para aquello que se decía, aunque fueran palabras de oro. La actitud del público frente al discurso no dejó vacíos a nadie. Se creó una dicotomía entre quienes estuvieran en favor o en contra.
Unos pocos echaban miradas de sospecha y desconfianza, ojos desconfiados que vieron incluso una amenaza en el orador. Su expresión de duelo señalaba una muerte para aquello que se había dicho.
Los que aprovecharon la oportunidad para erigirse como paladines de la justicia, ahogaron con su descontento al grupo enfrente. No quiso ser escuchado y únicamente se decidió por acallar al orador.
Tan imponente fue la presencia de los abucheantes que el discurso se vio devorado por su fuerza. El deseo de repudiar quedó reflejado en texturas, tonos y sentimientos contrarios.
Todo el efecto que dejó la abucheada fue notable, logrando un ambiente de incomodidad y no asentimiento. Fue el resultado de un sentimiento colectivo de movilización hacia la crítica dirigida a quienes fueron abucheados.
El estruendoso descontento de la multitud fue el epílogo que marcó la actuación de Yahritza y su Esencia en el Festival Arre. La música se cerró dejando tras de sí un profundo silencio que se ha instalado en cada espectador que ahora no sabe a donde más dirigir su mirada. Ese silencio es el eco de la esperanza de que la próxima vez Yahritza y su Esencia les haga sentir lo que hoy se quedo sin decir.