Muchas personas que han ocupado un cargo público durante un tiempo se enfrentan a un gran desafío cuando tienen que volver a la realidad y adaptarse a una nueva situación laboral y personal. El cambio de rol, de responsabilidades, de reconocimiento y de poder puede generar una sensación de pérdida, de vacío, de frustración y de falta de sentido. Estos sentimientos pueden desencadenar un trastorno depresivo que afecte al bienestar emocional y físico de la persona.
La depresión es una alteración del estado de ánimo que va más allá de estar triste. Se caracteriza por una disminución del interés o el placer por las actividades que antes se disfrutaban, una baja autoestima, una dificultad para concentrarse, tomar decisiones o recordar cosas, una alteración del sueño y del apetito, una sensación de cansancio, de culpa o de inutilidad, y en algunos casos, pensamientos suicidas1.
La depresión puede tener múltiples causas, entre las que se encuentran la predisposición biológica, el estrés, los acontecimientos vitales adversos, la violencia laboral, el acoso sexual, el racismo, el clasismo y la discriminación por la identidad sexual2. En el caso de las personas que han ejercido un cargo público, algunos factores que pueden influir son:
- La pérdida de identidad profesional y social. Muchas veces, el cargo público se convierte en la principal fuente de autoestima, de pertenencia y de realización personal. Al dejarlo, se puede experimentar una crisis existencial y una dificultad para encontrar un nuevo propósito o proyecto de vida.
- La falta de apoyo y reconocimiento. El cargo público suele implicar un alto nivel de exposición mediática, de contacto con la ciudadanía y de relaciones con otros actores políticos e institucionales. Al abandonarlo, se puede sentir un aislamiento, una soledad y una falta de valoración por parte de los demás.
- La adaptación a un nuevo entorno laboral. El cargo público suele conllevar una gran responsabilidad, un ritmo intenso de trabajo, una toma constante de decisiones y una gestión de múltiples recursos. Al volver a la realidad laboral, se puede encontrar un escenario muy diferente, con menos autonomía, menos desafíos, menos recursos y menos oportunidades.
- La gestión de las emociones. El cargo público suele generar un alto nivel de estrés, de presión y de exigencia. Muchas veces, se adopta una actitud estoica que impide mostrar la vulnerabilidad o pedir ayuda. Al dejar el cargo, se pueden manifestar emociones reprimidas o negadas, como la tristeza, la rabia, el miedo o la culpa.
Para afrontar el regreso a la realidad y la depresión después de un cargo público es importante seguir algunas recomendaciones:
- Buscar ayuda profesional. La depresión es una enfermedad que requiere un tratamiento adecuado por parte de un especialista en salud mental. No hay que avergonzarse ni minimizar el problema. Pedir ayuda es un signo de fortaleza y no de debilidad.
- Mantener una rutina saludable. Es fundamental cuidar el cuerpo y la mente con hábitos que favorezcan el bienestar. Entre ellos se encuentran dormir bien, alimentarse correctamente, hacer ejercicio físico moderado, evitar el consumo de alcohol o drogas y practicar técnicas de relajación o meditación.
- Apoyarse en las redes sociales. Es esencial contar con el respaldo y el afecto de las personas cercanas, como la familia, los amigos o los compañeros. También se puede recurrir a grupos de apoyo o asociaciones que compartan experiencias similares o intereses comunes.
- Retomar o descubrir aficiones. Es importante recuperar o encontrar actividades que generen satisfacción, diversión o creatividad. Estas pueden ser leer, escribir, pintar, tocar un instrumento musical, viajar, hacer voluntariado o cualquier otra cosa que se disfrute.
- Reinventarse profesionalmente. Es necesario buscar un nuevo proyecto laboral que se adapte a las capacidades, los intereses y las expectativas de la persona. Se puede aprovechar la experiencia, los conocimientos y las habilidades adquiridas en el cargo público, pero también se puede explorar otras opciones o campos de trabajo.
- Aceptar el cambio y el duelo. Es normal sentir nostalgia, tristeza o enfado por lo que se ha dejado atrás. No hay que negar ni reprimir estas emociones, sino expresarlas y elaborarlas. También hay que ser consciente de que el cambio es una oportunidad para crecer, aprender y evolucionar.
El regreso a la realidad y la depresión después de un cargo público son situaciones difíciles pero superables. Con la ayuda adecuada, la actitud positiva y el esfuerzo personal se puede salir adelante y encontrar un nuevo sentido a la vida.
1: El paciente que padece un trastorno depresivo en el trabajo. https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0465-546X2009000100004 2: Depresión y empleo: “Nos volvemos funcionales, pero porque así nos lo exigen”. https://www.eleconomista.com.mx/capitalhumano/Depresion-y-empleo-Nos-volvemos-funcionales-pero-porque-la-sociedad-nos-exige-eso-20220113-0085.html