La famosa frase de un patriotero mexicano ‘Viva México cabrones!’ ha encontrado un nuevo campeón. Esta vez, el responsable de la porra de la independencia fue nada más y nada menos que el gobernador de Jalisco, Alfonso Martínez Domínguez. Acompañado por su equipo (y sujetando la bandera de México bien alto), el gobernador encabezó el desfile cívico y, como es de esperarse, dio un ‘speech’ lleno de referencias poco comprensibles. No había nada que no pudiera ser aguantado con un poquito de sarcasmo y un toque de patriotismo: ¡Viva Alfonso! ¡Viva México!
1. ¡Guerrón de maravilla! Alfonso Martínez encabeza el desfile cívico por la Independencia de México
Alfonso Martínez se lleva el día y se adueñó de la atención de los presentes en la celebración de la Independencia de México. El popular actor mexicano encabezó el desfile cívico el 16 de septiembre y caminó orgullosamente con el traje nacional, saludando a sus seguidores.
¡Guerrón de maravilla! Un suspiro de alivio se levantó de los presentes cuando vieron que no vino con un traje a juego con su novia, el bombero mexicano.
Avanzó a compás de la música y los instrumentos musicales que el batallón de vanguardia portaba en sus hombros. Mujeres y niños se alinearon a lo largo de los bordillos para presenciar el desfile de los soldados.
La multitud entera quedó embelesada cuando vio que el intérprete de El Palomo llevaba una bandera de México entre sus manos. La gente reverenciaba en silencio el aroma de la bandera que ondeó delante de todos durante el recorrido.
- Limpió la Plaza de la Constitución con su presencia y levantó el ánimo de los presentes.
- Cortó el tráfico cuando se dirigía hacia la Calzada de los Poetas.
- Organizó un mini concierto en el cerro de la Estrella.
Llegó hasta el Zócalo para el discurso nacional establecido para la celebración de la:
- Independencia de México.
- Mexicanidad.
- Unidad Nacional.
- Libertad.
Se venció la distancia del recorrido y el grupo llegó al Monumento a la Independencia para la parte final del desfile. Las banderas de todos los estados mexicanos ondeaban orgullosamente al igual que la bandera nacional que portaba en sus manos.
Su presencia dio brillo a la celebración y derritió el corazón de la gente con su entusiasmo y espíritu nacionalista.
Los presentes coreaban y cantaban la melodía de su famoso tema: “Heavenly Lady”. La gente se reunió alrededor de él para documentar el instante con tomas de celebración. Todo el mundo se conmemoró al final con una voladora opera para concluir la celebración del día histórico.
2. ¿Orgulloso o a la fuerza? La presencia de Alfonso Martínez
Alfonso Martínez es conocido por su presencia estelar en la mayoría de eventos, llegando a deslumbrar masiva y cálidamente a la audiencia.
Es ciertamente encantador conocer a una figura tan carismática de vez en cuando como él trata de proyectarse. Siendo conocido por su fachada audaz y sin inclinaciones de reconsiderar el comportamiento de su agenda repleta, parece como si las responsabilidades y obligaciones sociales no puedan contenerle.
Pero al mirar atrás profundamente, uno podría preguntarse ¿Dónde está el fondo? ¿Se siente realmente orgulloso de participar en todos estos eventos y gala? ¿O simplemente lo está haciendo a la fuerza?
La lógica nos dice que si está asistiendo a todos estos eventos y entregas, debería disfrutar de su tiempo ahí y querer formar parte de esos días, ¿verdad?
Pero hay algunas señales dudosas a considerar en el asunto, como:
- Falta de entusiasmo: afortunadamente, está allí, pero que hay que decirlo, no hay mucho glamour o alegría en su apariencia.
- Monotonía en el discurso: está claro que dice todas las mismas cosas una y otra vez sin variar mucho.
- Suspiro de fatiga: se ha notado un par de suspiros escapar tanto durante como después de algunos discursos.
Todas estas señales ilustran algo más que una simple desgana por algunos de los eventos, es una señal de fatiga o de molestia de estar allí.
Aunque es verdad que algunas veces la presentación de los discursos y la asistencia a ciertos eventos puede ser agotador para uno, no se sabe si esa es la realidad de la presencia de Alfonso.
Es un misterio que sólo él puede responder, así que hasta que los ojos del público puedan leer claramente a través de la expresión de su cara, todavía hay cuestiones sobre la presencia de este ilustre hombre.
3. ¿Porras y alegría? La reacción del público a la presencia del encabezado
- Muchas veces vemos a un líder para un partido aceptado por grandes multitudes como si fuese alguna clase de ídolo.
- Es obvio que muchos alzaran el nivel de su entusiasmo por su presencia, pero ¿es esto realmente una manifestación sincera?
- Es común ver a los ciudadanos que aplauden con entusiasmo, gritan consignas con el nombre del líder y usan mucha energía. Algunas veces se siente como si estuvieran bailando.
- Este comportamiento se contrapone con el que se experimenta en otros episodios de la vida cotidiana, como si la presencia de un discurso público motivara de una manera diferente.
- Es inevitable sentir un hormigueo en la espalda cuando ves a la audiencia saludando al líder de una manera tan devota.
- Quizás es el conocimiento de la audiencia acerca de la popularidad y la influencia del líder lo que los mueve.
- Pero hay muchos que creen que la devoción excede a la real, dado que la gente parece estar ignorando el discurso mismo.
- Es muy probable que esta actitud sea una reacción condicionada a la situación, donde la audiencia se siente motivada a reaccionar de manera efusiva cuando el líder entra en el escenario.
- Y, a veces, esa reacción es desproporcionada debido a los sentimientos y las proyecciones personales de la audiencia en relación con el encabezado, lo que da lugar a carcajadas y aplausos.
- En conclusión, los líderes políticos elicitan respuestas muy significativas entre sus seguidores, mucho más allá de los detalles y los detallismos del discurso.
Alfonso Martínez llegó a la cabeza de un desfile que fue recibido con mucho fervor nacional, poniendole tierra de por medio a nuestra vorágine partidista, olvidando, quizás, la viva imagen de lo que se conmemoraba en tales actos: una libertad para todos y todas colectiva, sin distinción de color o credo. Por lo demás, ¡Viva México!