Articulo de Opinión escrito por: Luis E. Durán Luján, Presidente del Comité de Difusión de la Coparmex | Vía: Forbes México
Twitter: @LuisEDuran2
Es evidente que la IA tiene un gran potencial para mejorar el desarrollo de un país como el nuestro.
A medida que la inteligencia artificial (IA) continúa desarrollándose y prevaleciendo en nuestra vida diaria, es importante reconocer tanto los beneficios potenciales, como los peligros que conlleva.
Por un lado, la IA tiene el potencial de mejorar enormemente nuestro mundo. Por ejemplo, en el cuidado de la salud, puede ayudar a los médicos a diagnosticar y tratar enfermedades de manera más efectiva y eficiente. Un estudio publicado en la revista norteamericana “Nature” encontró que un sistema de IA era capaz de diagnosticar el cáncer de piel con un nivel de precisión a la par con el de los dermatólogos. En la educación, la IA puede proporcionar experiencias de aprendizaje personalizadas para las necesidades de cada estudiante, además de ayudar con la calificación y la retroalimentación. Un estudio reciente encontró que los programas de tutoría impulsados por la IA fueron capaces de mejorar el rendimiento de los estudiantes en matemáticas hasta en un 35 %. En el campo de la sustentabilidad, la IA puede ayudar a optimizar el uso de energía, reducir los residuos y mitigar los efectos del cambio climático.
Según el Foro Económico Mundial, los sistemas de gestión de energía impulsados por IA podrían reducir el consumo de energía en edificios comerciales en un 20%. También puede ayudar a optimizar el transporte, reduciendo las emisiones de carbono. Por ejemplo, el proyecto “OptiTruck” financiado por la Unión Europea utiliza IA para optimizar las rutas de camiones, reduciendo el consumo de combustible hasta un 20%. De la misma manera se ha demostrado que la IA puede mejorar el flujo de tráfico y reducir los accidentes. Según un informe de la consultora McKinsey & Company, los sistemas de gestión del tráfico impulsados por la IA, tienen el potencial de reducir el tiempo de traslado en las ciudades hasta un 30 %. En seguridad, la IA puede ayudar con la prevención y respuesta a los delitos. Un estudio de la Universidad de Cambridge encontró que la tecnología de reconocimiento facial impulsada por IA, era capaz de ayudar a la policía a identificar a los sospechosos con un mayor nivel de precisión que los oficiales humanos.
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Sin embargo, también hay peligros potenciales que vienen con el desarrollo e implementación de la IA. Por un lado, existe el riesgo de desplazamiento de puestos de trabajo, ya que la IA reemplaza a los trabajadores, particularmente en las industrias con tareas repetitivas. Un informe del Foro Económico Mundial predice que la IA desplazará a 75 millones de puestos de trabajo en este año. Además, los algoritmos de IA pueden perpetuar y amplificar los sesgos y desigualdades existentes en la sociedad, lo que lleva a la discriminación. Por ejemplo, un estudio del MIT encontró que los sistemas de reconocimiento facial desarrollados por las principales empresas de tecnología eran menos precisos en identificar a las mujeres y a las personas de color. Algunos expertos señalan que existe el riesgo de que se desarrollen armas autónomas letales que puedan tomar decisiones sin supervisión humana. Un informe del “Future of Life Institute” advierte que tales armas podrían desarrollarse en años, no en décadas, por lo que el riesgo puede estar más cerca de lo que nos imaginamos. Finalmente, también hay grandes preocupaciones relacionadas con el efecto que tendrá la inteligencia artificial en limitar el desarrollo de habilidades humanas, al sustituir algunos procesos mentales.
Para aprovechar el potencial de la IA, al tiempo que se minimizan sus riesgos, debemos construir un nuevo mundo con IA que priorice la moralidad y la responsabilidad social. Los desarrolladores y las autoridades de los países deben establecer reglas claras para que la IA se desarrolle e implemente de una manera que beneficie a la sociedad en su conjunto, no sólo a unos cuantos.
Es evidente que la IA tiene un gran potencial para mejorar el desarrollo de un país como el nuestro, pero también debe ser abordada con precaución y regulada de manera adecuada para prevenir su uso indebido y proteger los derechos humanos. Es necesario establecer estándares éticos y legales claros para la IA, así como promover la transparencia y la responsabilidad en su desarrollo y uso. Hoy día, estamos todavía muy distantes de tener una estrategia o un marco regulatorio adecuado. Es momento de empezar a construirlo con un enfoque que priorice el desarrollo y el despliegue responsable. Al hacerlo, podemos aprovechar todo el potencial de la IA al mismo tiempo que minimizamos sus riesgos y garantizamos un futuro mejor para los mexicanos.