Microsoft está evaluando internamente la posibilidad de retirar Activision Blizzard del Reino Unido. Este drástico movimiento, según Bloomberg, es una de las alternativas que el gigante de Redmond tiene sobre la mesa para cerrar el acuerdo de compra de la compañía de videojuegos después de que autoridad de la competencia británica decidiera prohibirla.
La operación, valorada en 69.000 millones de dólares, ha sido aprobada por una decena de reguladores en todo el mundo, incluso en la Unión Europea. Pero la Autoridad de Competencia y Mercados del Reino Unido (CMA) considera que no puede dar su visto bueno porque la fusión daría a Microsoft una ventaja competitiva en el ámbito del juego en la nube.
Brad Smith juega sus últimas cartas
Desde que la CMA dio a conocer su resolución final, el presidente de Microsoft, Brad Smith, anunció que apelaría la decisión y puso en marcha una ofensiva para revertir aquella medida que iba contra sus planes. Parte de su estrategia consiste en reunirse próximamente con el canciller Jeremy Hunt y autoridades del regulador británico para exponer sus argumentos.
Microsoft ha dicho que la decisión del regulador británico es incorrecta y que, además de crear “incertidumbre”, busca cancelar la compra en todo el mundo. Para la compañía estadounidense esto va más allá del ámbito de competencia de la CMA, si se tiene en cuenta que el mercado al que representa constituye una “pequeña parte” de la industria de los videojuegos.
En relación a este último, ha sido el propio organismo regulador el que ha proyectado públicamente su autoridad más allá de las fronteras del Reino Unido con sus declaraciones. “Activision está entrelazada a través de diferentes mercados, no se puede separar para el Reino Unido. Entonces, esta decisión impide que el trato suceda a nivel mundial”, ha dicho.
Ahora Smith busca conseguir aliados de alto nivel para que la operación más importante en la historia de la industria de los videojuegos siga adelante. Hunt, por ejemplo, se ha posicionado en contra del veto de la CMA, por lo que su influencia podría ser de ayuda. Sin embargo, señalan, el gobierno no tiene un papel formal frente a las autoridades de competencia del país.
Recordemos que los tiempos apremian para Microsoft y Activision Blizzard. El acuerdo inicial establece que la compra debe cerrarse antes del 18 de julio de este año. En caso contrario, los primeros deberían tener que pagarles a los segundos una multa de 3.000 millones de dólares, aunque dadas las circunstancias existe la posibilidad de que se renegocie el plazo límite.
Imágenes: Chris Robert | Microsoft